domingo, 9 de noviembre de 2014

LA FAMILIA ES LA CLAVE

        Con la lectura de este capítulo he podido reflexionar acerca del papel que juega mi familia en mi vida, en muchas ocasiones no nos paramos a pensar y valorar lo que tenemos pues no conocemos otra realidad de la que nos ha tocado vivir, pero que por distintas circunstancias podemos llegar a valorar lo que tenemos.

         Para mí, mi familia es un factor imprescindible que me ha ayudado a ser la persona que soy hoy en día y me ha enseñado a ser feliz con cada una de las buenas cosas que se nos brindan.
Bajo mi perspectiva todas las personas han experimentado situaciones adversas en la vida y con su superación o aceptación es donde se puede observar la fortaleza del ser humano, pero esta superación no se podría llevar a cabo sin el apoyo de la familia ya que los problemas son más fáciles de superar si cuentas con su apoyo incondicional.

          Uno de los principales aspectos que se desataca en el capitulo es que una  de las fortalezas de una familia numerosa es la capacidad para afrontar o solucionar los problemas juntos. La mía no se caracteriza por ser muy numerosa pero sí por estar muy unida e intentar buscar cada día las pequeñas situaciones que se presentan por las cuales podemos dar gracias de lo que tenemos y ser felices con ello. Una de los principales lecciones que me ha enseñado mi madre – la persona que mas fuerte considero en mi familia- es pensar que por muy difícil que sean las cosas o que por muy mal que te vayan siempre existe una solución y que debes luchar por conseguirla, que no debemos pretender buscar la felicidad sino experimentarla cada día pues poder vivir y disfrutar de nuestros seres queridos ya es una felicidad en sí misma.  
  
          Desde mi experiencia desde que era muy pequeña (en concreto desde que nació mi hermana y le diagnosticaron una enfermedad crónica) mis padres me inculcaron que los problemas que podía llegar a tener un miembro de la familia era un problema de todos y por ello debíamos permanecer unidos ya que así el problema dejaría de serlo y se convertiría en un reto y superación que juntos podríamos afrontar. Yo apenas tengo recuerdos de ese momento pues tenía 6 años pero sí que recuerdo pasar largas temporadas en el hospital yendo a visitar con mis abuelos a mi hermana. Ellos sabían que era el inicio de una lucha larga pero yo apenas podía entender la magnitud del problema. Cuando fui creciendo fui entendiendo muchas más cosas y de estas circunstancias puedo afirmar que te haces más fuerte en la vida y aprendes a valorar las pequeñas alegrías de cada día.
El pasado año fue un momento crucial en la vida; tanto de mis padres como en la mía, pues debíamos estar más unidos que nunca para sobrellevar la situación. Mi abuela (por parte de padre) fue diagnosticada de cáncer al igual que mi abuelo (por parte de madre) y por otro lado nos comunicaron los médicos que la enfermedad de mi hermana estaba avanzando rápidamente y debía ser intervenida en Barcelona con la mayor brevedad posible. Los problemas parecían amontonarse. Tanto mis padres como yo nos debíamos organizar para atender a los abuelos y sin descuidar los trabajos y la universidad y estar pendientes de una llamada que nos mostraría  la luz al final del camino con mi hermana.

        Al final como es de esperar los problemas fueron desapareciendo y de esa experiencia  puedo agradecer y sacar en positivo que mi hermana está mucho mejor ahora. Y es algo que fuimos afrontando apoyándonos los unos en los otros como una gran familia.

          Por todo esto no quiero decir que sea más feliz que otras personas ni me alegre de la vida que me ha tocado vivir pero lo que sí que puedo afirmar es que me considero una persona feliz y esto se lo tengo que agradecer a mi familia pues sin su ayuda no podría haber superado todas las dificultades. Si pudiese elegir no me gustaría ser de otra manera ni tener otra familia pues ella me ha enseñado que es la verdadera felicidad y como poder encontrarla cada día. 

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